La guerra del sonido
By Unknown - de gener 23, 2014
Hace poco leí la noticia de que habían
utilizado por primera vez un cañón de sonido en España durante una
manifestación:
Barcelona, 18 de Enero (EUROPA PRESS) -
“La Brigada Móvil (Brimo) de los Mossos d'Esquadra ha utilizado por primera vez un cañón de sonido, dispositivo acústico de largo alcance (LRAD), para dispersar a los manifestantes que estaban provocando altercados en el centro de Barcelona al final de la manifestación en solidaridad con las protestas en el barrio de Burgos Gamonal, han informado a Europa Press fuentes de Interior”.
A medida que investigaba en la red
encontraba que, a parte de todos los blogs personales, los “medios de
comunicación oficiales” –El
País, El
Mundo, La
Vanguardia, ABC,
Público
…- se hacían eco de la noticia. Todos diciendo
un poco lo mismo pero, como ya sabemos, cada uno contando la historia como más
le convenía. Unos que si provoca daños en el tímpano, otros simplemente no decían
nada. Éstos hablaban de su escasa efectividad, aquéllos de que son el sustituto
de las famosas pelotas de goma… Y de nuevo te quedas con la incertidumbre de si
tu opinión, ya sea a favor o en contra, es realmente tuya.
El LRAD (Long Range Acoustic
Device) que utilizaron los Mossos es concretamente el modelo “de mano” 100X que, de hecho, no
es más que un altavoz muy potente, concretamente de una potencia continua
máxima de 137 dB SPL a 1 metro de
distancia. Puede comunicar un mensaje (verbal) a 600 metros y que se entienda
perfectamente aunque en este caso el mensaje no necesitaba palabras. De hecho,
como siempre ocurre, el objeto se hace arma cuando una persona lo utiliza como
tal. La empresa es consciente de ello pues no hay más que echar un vistazo a su
página web para
ver todas sus “posibles aplicaciones”. No me quiero ni imaginar el dinero que
cuesta el aparato ni todo el capital que se está invirtiendo en afianzar la
seguridad de nuestros cuerpos oficiales de seguridad, valga la redundancia, un
poco irónica a mi parecer. Éste es otro tema…
Otro modelo de LRAD
usado durante la protesta del G-20 en Pittsburgh
en septiembre de 2009
Este LRAD es el hermano
políticamente correcto de las armas acústicas que se empezaron a desarrollar en
Estados Unidos desde 1998. Según el artículo La música como tortura / La
música como arma (2006) de la
musicóloga Suzanne G. Cusick y la
propia LRAD Corporation, entre sus otras aplicaciones destaca la de “transmit
powerful deterrent tones to influence behavior in hostile situations”
(transmitir potentes sonidos disuasorios para modificar el comportamiento en
situaciones hostiles). Emitir un sonido de alta o baja frecuencia que altere
físicamente a una persona es un hecho concreto, cuantificable, sujeto a
discusión moral, política… Pero el miedo a lo desconocido (o a lo que no
cuentan) crece cuando vemos que esto no es más que la punta del iceberg. Desde
la utilización de Metallica a un
volumen extremo en interrogatorios de prisioneros iraquíes en Guantánamo hasta
la música como medio publicitario de persuasión en comercios. Alguien se tomó
muy en serio aquello de “el poder de la música” y así empezaron a
investigar qué es lo que puede hacer
exactamente el sonido en la mente y el cuerpo humanos pero, sobre todo, cómo se
puede hacer de ello un producto, una política militar o civil, una forma de
“convencer” sin una violencia de contacto físico. De hecho se sabe que la OSS,
la CIA, y los servicios de inteligencia de Canadá y Gran Bretaña financiaron
estudios después de la II Guerra Mundial sobre otro tipo de tortura basada en la
desorientación sensorial y la neutralización de la integridad del individuo.
Uno de los puntos centrales de investigación fue, efectivamente la música (y el
sonido en sí).
“Los interrogadores del estado comparten con muchos músicos, compositores y académicos en la vida civil la noción de que escuchar música puede disolver la subjetividad, llevando a la persona a un estado paradójico que es simultáneamente una experiencia altamente corporeizada y descorporeizada, en la intensidad con que la música hace que uno olvide elementos importantes de la identidad propia, y se pierda la noción del tiempo trascurrido.” (Cusick, 2006, p. 10).
Todos hemos escuchado la expresión
“qué tortura” en un contexto musical. Muchas veces, dicha por generaciones
anteriores a la nuestra acerca del rock, el heavy metal, el rap, el techno…
También la hemos utilizado nosotros mismos y la han usado contra músicas que
nos apasionan. Intensidades elevadas, letras atrevidas, hirientes, un “beat”
repetitivo que emociona o marea o que tu vecina estudie en un piano de cola
todos los días (ya sabemos lo cautelosos que tenemos que ser con esto último…). Todos los aspectos - físicos, psicológicos y culturales - juegan un
papel fundamental en esta guerra de sonidos que se está librando, encubierta a
veces, desde hace ya tiempo y de la que todos, de una forma u otra, somos
partícipes.
Primera parte del documental "Melodías de guerra".
Emitido por la 2 de TVE en el programa
1 comentaris
Havia escrit un comentari ben extens, però se m'ha esborrat tot, així que intentaré resumir:
ResponEliminaConsidero oportú contestar aquesta publicació ara, ja que ahir 30 d’Abril, es van prohibir les armes fins avui utilitzades per la policia autonòmica de Catalunya, gràcies a la pressió d’entitats com Ojo con tu Ojo o Stop bales de goma.
D’entrada, aquesta sembla una bona notícia, però la realitat que amaga és una mica més escabrosa..
Les noves “joguines” dels Mossos d’Esquadra, entre d’altres, són les que la Irene va comentar en aquesta publicació: LRAD.
“ L’altra adquisició del Departament d’Interior, a dia d’avui, és un parell d’altaveus LRAD (Long Range Acoustic Device) de fabricació nord-americana, que emeten un so estrident de fins a 137 decibels i tenen un abast de 700 metres. Cadascun val 10.224 euros”
El que em sembla més escandalós, a part de l’abusiva despesa –tenint en compte el context en el que vivim- i molts altres aspectes, com el fet que la policia tingui la potestat d’utilitzar armament en suposat estat democràtic, és que la primera vegada que vaig llegir la notícia vaig pensar que això era una “animalada”, que això al s.XXI no podria passar, i menys a casa.
Dons sí, aquí les tenim. Les noves armes de la policia, que poden arribar a causar danys a l’oïda –entre d’altres- així que, nova recomanació per a tots/es les que vulguem manifestar-nos pels nostres DRETS: ja no només necessitem màscares anti-gas, ara també necessitem taps, i qui sap què necessitarem el dia de demà!
Aquí podreu llegir la notícia: http://directa.cat/noticia/noves-armes-reemplacen-les-bales-goma
I la meva pregunta: A què més hem d’esperar?