“Solo para conocedores y gente fina pudiente, curiosos abstenerse"
By Unknown - d’abril 09, 2016
Érase una vez que se era, como todas las cosas que existen y existirán,
un Fazioli. Su sonido, su
tacto, su respuesta, todo en él es especial, y
con la maravillosa particularidad de que no hay dos iguales y que cada
uno tiene su personalidad. Y es probable que muchos profanos en la materia se
pregunten a quién puede interesarle un piano con tan poca historia, pero del
que puedo asegurar que de sus teclas brotan mil encantamientos. Flipando se
encuentra todavía mi oído tras haber absorbido todos aquellos placeres mentales
que dejaron mi cuerpo abstraído. Flipando me encuentro todavía al haber experimentado
tan de cerca ese sueño al que todos aspiramos y al que sin sonrojo podría
llamar felicidad, mal que le pese a la memoria de las sensaciones. Sé, porque ya me ha ocurrido, que muchos pueden
tacharme de esnob, Bien es cierto que el lema que parece tener inscrito en su adn
pianístico este fabuloso piano, sin duda el más caro y exclusivo del mercado,
es: “solo para conocedores y gente fina pudiente, curiosos abstenerse".
No
quisiera terminar estas líneas sin antes
aclarar que las inevitables comparaciones –que como todos sabemos son odiosas–
con los otros monstruos como
Steinway, como Steingraeber,
hacen que valorar y finalmente decantarse por uno u otro piano, no solo se haga
en base a estimaciones técnicas, sino en base a nuestra subjetividad, a
nuestra sensibilidad, a nuestro gusto personal, a nuestras experiencias, a
nuestro presupuesto.
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