Imagen histórica de los cantores castrados en España
Los atributos del capón trata sobre los cantores castrados, un tema que, con palabras de
cierto inquisidor, seria “de tan poco aseo”. Sin llegar a mofarse descubriremos
el significado de un colectivo de músicos, activos básicamente en medios
eclesiásticos, que durante cuatro siglos fue contratado por su rentabilidad,
envidiado e injuriado hasta lo indecible, al mismo tiempo que se situaba en una
fructífera encrucijada desde la que se abrieron nuevos caminos en las
tradiciones y escuelas de canto en Europa.
Su autor es Ángel Medina, catedrático de Musicología de
la Universidad de Oviedo, Premio Extraordinario de Licenciatura y de Doctorado.
Fue miembro del consejo de redacción de diversas revistas científicas,
colaborador en publicaciones internacionales y autor de libros como Ramón Barce, en la vanguardia musical
española (1983); la traducción del Ars
cantus mensurabilis, de Franco de Colonia (1988); la edición del
diccionario Palatín, primero de los escritos en castellano (1990); y del primer
tratado para la guitarra de seis órdenes, la Explicación de la guitarra, de Vargas y Guzmán (1994); Josep Soler, música de la pasión (ICCMU,
1998 y 200), ensayos sobre el imaginario aéreo de la música y las máquinas
musicales.
El catedrático, en su libro, reivindica la importancia de
los capones españoles frente a los castrati italianos, que, sin embargo, han
tenido mucha más trascendencia en la historia. De hecho, una de las principales
aportaciones que realiza el libro es desvelar gran cantidad de datos pudiendo
leer entre líneas un hecho histórico importantísimo. Medina consiguió datar,
entre los cantores de coro, a capones ya el siete de mayo de 1506, en un documento
de la catedral de Burgos. Esto significa que en España hubo capones antes de
que el Papa Paulo IV (1554-1559) prohibiera a las mujeres cantar en las
iglesias, lo que alentó la aparición de los castrati. Por lo tanto, las
capillas de música empleaban en España cantores castrados en las voces
superiores de la polifonía medio siglo antes que en Italia.
Los castrados, habitualmente nombrados capones en nuestra
lengua, ven realimentada su imagen victimaria con las historias de los eunucos
de la Antigüedad, se les excluye del sacramento del matrimonio y se les compara
con ángeles, monstruos y demonios. De ahí que sea preciso combinar el enfoque
histórico con una cierta mirada antropológica a la hora de analizar testimonios
sumamente variados, desde los de tipo jurídico a los de carácter literario o
médico.
Sus capítulos están divididos de la siguiente forma: Causas,
formas y universalidad de la castración; Los eunucos: el imprescindible
ornamento de los imperios, Los capones en la iglesia hispánica, Miscelánea de
capones y noticia de capadores; La imagen histórica; El capón y la dama; Los
capones, un eslabón decisivo en las tradiciones del canto; La polémica de los
capones; Farinelli después de Farinelli.
Éste último cápitulo es una reflexión sobre la memoria
dejada en España por Farinelli, el capón superlativo.
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