¿Cómo imaginamos a Beethoven?

By Unknown - de juny 14, 2014

Y, como lo prometido es deuda, una entrada sobre iconografía.

Quizá lo primero sería intentar explicar qué es iconografía: a grandes rasgos -y que me perdonen todos los historiadores del arte, y perdón a la memoria de Panofsky-, es la disciplina que estudia las imágenes y sus significados. ¡TACHÁN! Sé que es corto, pero habremos de entendernos de momento.

Como soy quien soy, una de las primeras ideas que tuve para el trabajo de fin de grado era un estudio sobre retratos de compositores, para poder explicar la relación que hacemos al ver -o tener en mente- un retrato de un compositor o una obra en concreto, y cómo esa imagen cambia nuestra percepción de la música.

Un ejemplo: 
Si vemos el archiconocido retrato de Beethoven, pintado por Stieler en 1820, se nos presenta un personaje totalmente distinto al representado por Létronne en 1814. 

Stieler, 1820
Létronne, 1814

Mi idea primera es que relacionamos la música con su compositor y con su psique, que se crea debido al conocimiento musical, biográfico y visual, y que al escuchar una obra queremos buscar la representación musical de estas ideas que hemos preconcebido y desarrollado. Si explico el proceso al sentido contrario parece más fácil: si escuchamos la Novena sinfonía de Beethoven -obra clásica de referencia-, podría ser más fácil ver más el primer cuadro que no el segundo, mientras que si escuchamos la sonata no. 19 para piano, quizá lo identificaríamos antes con el cuadro de Létronne. 
Podríamos pensar que es debido al estilo del cuadro, en el que uno es más "romántico" mientras que el otro tiene una estética más "clásica" (también hay que tener en cuenta el estilo, el pintor, etc.); o que uno es mucho más conocido que el otro. Sin embargo, la hipótesis es que, aparte de que relacionamos el canon musical con el visual, el estilo y la iconografía de un cuadro hacen escuchar de una manera distinta una obra. Al imaginarnos a un Beethoven con el pelo alborotado, el ceño fruncido, escribiendo, en la naturaleza, etc. creamos una imagen mental que en el segundo retrato será totalmente distinta. Esta imagen es la que hace que escuchemos la música de otra manera; es como cuando se escucha una obra sin saber de quién es, y cuando escuchamos una obra sabiendo quién es el autor: el oído crítico se dispara hacia ciertas expectativas auditivas que hemos creado alrededor de este personaje. 
Básicamente, quiero decir que la idea mental que poseemos también está moldeada por su iconografía y la manera en que hemos querido representar a cada compositor. 

A partir de aquí, mi cabeza ha ido dando vueltas y vueltas, desde la imagen general de un compositor a la concreta a través de un cuadro o una obra musical, hasta la relación de estilos visuales y musicales, pasando por la iconografía cambiante de Madonna...; aún está muy con pinzas y cojo, pero como mayor problema del tema: los mil puntos de vista que hay (historia del arte, música, percepción, psicología de la memoria, etc.). De momento, nuestros expertos están trabajando en ello.

Paloma Gento

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